lunes, 17 de marzo de 2014

buñuelos




Hace unas semanas recibí un curioso mensaje al Formulario de Contacto.
Una chica, Rocío, me preguntaba si yo tenía en mi poder una buena receta de Buñuelos... su madre dejó entre sus pertenencias una buñolera, pero desgraciadamente no contaba con la receta que tantas tardes había amenizado sus merendolas de niña.

Espera, rebobina... ¿Buño qué? En mi pueblo siempre se han hecho los buñuelos con las manos ¿Y me dices que existe un instrumento para hacerlos?
Eso tengo yo que verlo: imágenes de Google (San Google de nuevo) "BUÑOLERA"






¿La habéis visto?
No podía salir de mi asombro... asombrada con la petición de Rocío (pero encantada), con la existencia del aparatejo y, ahora, con el descubrimiento de que hace años que tengo en mi poder una de estas buñoleras ¡sin tener ni idea de lo que era!

Me la regaló una hermana de La Micaela, junto con el cachirulo con el que se hacen las flores de carnaval, y siempre pensé para qué se usaría.

Casualidades del destino, por fin se para qué es este extraño cazo con agujero... todavía seguiría escondido en el cajón de mi cocina si no hubiese sido por Rocío.




BUÑUELOS
(Aproximadamente 20-25 Unidades, depende del tamaño que los hagamos)
  • 400 gr Harina
  • 400 ml Agua Tibia
  • 1 Cucharadita Rasa Sal
  • 10 gr Levadura Fresca
  • Aceite Oliva Suave para Freír (Hay quien usa Aceite de Girasol) 




Para los Buñuelos
Deshacer la levadura y la sal en el agua tibia y reservar.
En un bol, poner la harina y hacer un hueco en el centro. 
Verter la mezcla de agua y levadura en el hueco y mover con la mano... anillos fuera y uñas cortas, si no usar guantes.
Ahora consiste en mezclar y mezclar hasta conseguir una masa pegajosa y poco densa.




Durante el amasado, que es manual, el truco está en darle una paliza a la masa, al menos eso dicen las antiguas, jajaja.
¿Cómo se hace? Hacer movimiento como de batir un huevo con el tenedor, pero sin tenedor, con la mano contra la masa, relativamente rápido y con fuerza... se escuchará: plash, plash, plash... se tienen que escuchar muchos plash, creerme el brazo duele y si no duele es que ¡no le estáis dando una paliza en condiciones!
Cuando nuestra masa sea más o menos homogénea, (no desesperes, mínimo 5 minutos hay que estar dándole al brazo) la cubrimos con un paño y la dejamos reposar en un lugar cálido aproximadamente una hora y media, hasta que doble su volumen.


Con Calor y Tiempo la Masa dobla el Volumen


La gente de campo pone la masa junto a la chimenea, la gente de pueblo, como yo, pone la masa debajo de las enaguas de la estufa, que hace frío y no me falta el braserito debajo de la mesa, jajaja, pero si tienes calefacción, pues cerquita de un radiador puede servir.
Cuando la masa haya levado toca el momento fritura.
Se puede hacer de dos formas, con o sin buñolera, yo he estrenado la mía, pero acostumbrada a las manos no me hallo.
Las fotos son en el interior de la casa un día nublado, así que no son nada bonitas, pero espero que sean didácticas.

Con Buñolera
Introducir la buñolera (cazito con agujero) en el aceite muy muy caliente, sacar (escurrido de aceite) y llenar con la masa.
Para llenar la buñolera de masa he usado una manga desechable con boquilla redonda 1A de Wilton, no he encontrado una forma mejor de hacerlo sin liarla. Aunque pensándolo bien podría servir una bolsa de las de congelar, haciendo un agujero en una esquina (pero no lo he probado).
Volver a introducir la buñolera en el aceite, que quede cubierta con éste, hasta que el buñuelo se desprenda.
Freír hasta que estén ligeramente doraditos y escurrir sobre papel absorbente... listos para comer.




Sin Buñolera
Se tienen que freír con el aceite bien caliente.
Necesitamos un bol con agua, la masa es muy pegajosa y mojando nuestras manos se desliza con más facilidad para caer en el aceite (cuidado si cae el agua de tus manos en el aceite puede saltar).
Tomar un poco de masa con una mano, ayudarnos con la otra mano para hacer un orificio en el centro, con cuidado, la masa no tiene mucha consistencia.
Dejar caer sobre el aceite, se irá "despegando" de las manos por la fuerza de la gravedad o no, jajaja.
Freír hasta que estén doraditos y escurrir sobre papel absorbente... listos para comer.
Requiere algo de destreza, pero sobre todo mucha práctica.




Será por la costumbre, pero a mi me sigue gustando más hacerlos sin el aparatejo, aunque salen mucho más redonditos y perfectos con la buñolera... para gustos colores ¡me gustan imperfectos!
Espero que ha Rocío le guste mi receta y que disfrute mojando estos buñuelos en cocholate calentito.


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